De marchas, contramarchas, aumentos e inflación descontrolada. O cómo no cayó el estado que debía caer.
Por Fex López Álvarez
(1era Parte)
No he
querido dar centimetraje a los dos grandes acontecimientos que se presentaran
la próxima semana porque fundamentalmente no creo que serán tan grandes como
aquellos que les esperan con ansias desaforadas, lo estiman.
Ciertamente
me refiero a la dichosa marcha del primero de septiembre convocada por la
oposición política venezolana y al aumento del 50% sobre los estipendios de
todos los trabajadores asalariados de la republica.
Es difícil
escribir en torno a dos eventos que no han ocurrido y sobre los cuales se
sustentan muchos mitos. Por lo cual, estas letras serán un poco más largas de
lo que acostumbro a realizar en estos artículos que ustedes han seguido
constantemente.
Iniciaremos
con la “Toma de Caracas”, no porque crea que será determinante para lo que
pueda pasar en el país en los próximos meses, sino porque a raíz del anuncio de
la misma, son muchas las gotas de agua que han llovido sobre los charcos.
Pese a que
difiera profundamente de lo que motivó la estrategia de “La Salida ”, creo –y creo no
ser el único en creerlo- que era mucho mejor estrategia política que ésta
especie de pistola de un disparo que con la que los sectores más extremos de la
oposición política del país pretenden derrocar el gobierno de Maduro. La
guarimba fue probablemente la más brillante metodología de protestas que se ha
visto en el país, teniendo en cuenta, que el estado no los reprimió con la
misma fuerza con la que se acostumbró a suprimir los minúsculos alzamientos
populares durante la 4ta república.
Sin
embargo, su abrupto fracaso, más las consecuencias dentro de la clase media
–motor de este grupo político- causadas por la “Guerra Económica”, o la comprobada
absoluta inutilidad de la victoria electoral del 6-D, no permiten ni de cerca,
una nueva alzada como esta. Además es claro que el estado no lo permitirá.
También es
claro que esta manifestación convocada por los radicales de esa derecha, ha
tenido que ser apoyada por los sectores electoristas de la misma derecha para
no quedar rezagados ante sus oponentes, a los cuales, solo los une el enemigo común.
Hay quienes
hablan de convocar a un millón de personas y de encabezar una especie de
resurrección de los eventos que llevaron a la caída del muro de Berlín o a la caída
de 48 horas del último caudillo de la historia venezolana.
La realidad
es un poco más cruda. La oposición venezolana no puede convocar a un millón de
personas (El chavismo tampoco), y mucho menos tiene la capacidad de con una
marcha de un día, derrocar violentamente (como todos los que asistirán a la
marcha en cuestión sueñan) a un
gobierno, que haciendo uso descarado de la demagogia populista adeca y del
letargo imperialista, se hace cada día más estable.
Si bien,
creo que la oposición puede convocar a incluso poco más de cien mil personas a
las calles (lo que es admirable), es importante acotar las tres fallas
fundamentales que tiene este plan.
Para los
que conocemos de béisbol, esta marcha es idéntica a un squid play suicida. Para
los que no conocen el argot, se los dibujo: Noveno episodio, dos hombres fuera,
uno en tercera, el equipo pierde por una y con dos strikes en la cuenta, el
bateador es ordenado a tocar la bola mientras el que está a 90 pasos intenta
robar el home. Esto seria en pocas palabras, una medida desesperada y absurda
para tratar no de ganar, sino de empatar el juego.
Ese creo
yo, es el primer error de esta marcha, arriesgar todo a una sola movida que no saldrá
bien a menos que ya se haya negociado con el sector militar. Pero si triunfan,
y derrocan a Maduro, ¿como van a sostener a los chapistas y al ejército que
esta vez irían mucho más lejos de lo que fueron el 13 de abril? o peor para
ellos aun, ¿imaginan la carga de decepción en sus filas si a las 6 de la tarde
no ha pasado nada?
Se puede
comprender perfectamente el teatro que hay dentro de la política venezolana,
pero no anunciar, el final de la marcha en si, es un absurdo de proporciones épicas,
que aunque ha causado gran emoción en los incautos o molestos cañoneros quienes
creen que tendrán la cabeza –literalmente hablando- de Maduro al final de la
jornada, lo único que puede lograr es que la manifestación se de cómo prohibida
o que no esté protegida por los cuerpos de seguridad del estado, lo que puede
funcionar perfectamente para los intereses de los verdaderos marchantes del día,
los radicales.
La última
falla que advertí dentro de ésta marcha, es la que creo más importante para
desembocar en el enorme fracaso que esta representara; le han dado demasiado
tiempo al chavismo para organizarse en torno a esta fecha. Ahora se les viene
encima una serie de contramarchas a nivel nacional que sirven para contrarrestar
el efecto mediático, comunicación al, y emocional, de su propia marcha.
Si bien
para las proporciones de la misma, las conspiraciones intrínsecas en cada
movilización de un movimiento subversivo, y la expectativa que se debe crear
(cual esperanza religiosa) en los militantes de cada movimiento político, tres
semanas de anticipación es una soberana muestra de incapacidad política.
La
oposición decidió simplemente renunciar al elemento sorpresa y a cambio, les
han prohibido la entrada al municipio libertador, los militares les han dicho
que no va a haber cambio de gobierno, y el chavismo (cada vez más fuerte dentro
de este periodo de enorme debilidad), también tomará las calles.
Claro, todo
esto puede ser solo palabrería de un gordo barbudo de cabello largo, y esta marcha
se convertirá en un hito democrático bla bla bla. O puede ser el inicio de una época
de resistencia violenta similar a “La
Salida ” tomando esta vez las instalaciones de la asamblea
nacional y otras instituciones del Estado. Sin embargo, si me tocara apostar en
esta partida, iría contra la MUD ,
que a mí entender, intenta morder 10 veces más de lo que puede tragar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario