¡Y
arrancamos!
Pedazo de tarima nos regalò esta semana la hija del mecenas de la Lucha Libre , Vince Mcmahom,
Stephany Mcamahom y el barbuchas Mick Foiley a quien le queda menos tiempo de
gerente general de la marca roja de la
WWE que el que perdura un pote de pintura blanca en el Taj
Majal.
Sin embargo, mientras mi éxtasis me auguraba
una buena noche, abren el programa señalando que el recién ascendido y recién
coronado Finn Balor se dislocó el hombro en su luchaza contra “El Arquitecto”
Seth Rollins. Fue muy triste ver al no tan joven ex campeon de NXT entregarle
el –horrendo- Campeonato Universal de la “vedoble vedlobe E” al “icono de lo
extremo” para que luego este decretara una serie de luchas que la semana próxima
tras un fatal 4 ways innecesario en el que se coronará a el ex campeón Rollings
hasta Westerlmania donde perderá el titulo contra “El rey demonio –enfermito-”.
Todo RAW giró en torno a este improvisado
torneo, por lo cual, el relleno al mismo fue terriblemente pésimo. Más de 5
segmentos de micrófono –muy malos por cierto- aunada a lucha de Braun Strowman en la cual dejó lucir su muy agradable barba y sexy peinado –imaginen
lo aburrido de la lucha-, y un final odioso, hicieron de este, un deprimente
RAW.
Seth Rollings fue emparejado en el torneo que ganará
contra Sami Zayns a quien venció en un dos por tres –lo cual me parece injusto
con el gran Sami a quien le vendría muy bien un feudo con el 2 veces campeón
mundial de la WWE.
Sin mucho reparo, Kevin –come Kevin
come- Owens, más lento de lo aconstumbrado, se enfrento en un tedioso combate
al Hombre olvidado por el carisma !Neville! Es impresionante que un luchador
tan hábil como el inglés, capaz de hacer un salto de 350 grados o un doble tirabuzón
sobre nuestro osito cariñosito, no sea capaz de levantar la más mínima gama de
aplausos por parte del público general.
Como siempre, WWE ensució la
victoria del canadiense con la intervención de Jericho para aupar a su
compañero de equipo a quien luego le tocó perder descaradamente frente al súper
abucheado Roman Reings en un evento principal tan decepcionante y aborrecible
que escribir sobre él, me da nauseas.
En el medio de aquello, Big E regresó
a formar parte del Nuevo Día venciendo absurdamente fácil a su enemigo de
Feudo, Chris Andersen. Big Cass derrotò por conteo a Rusev a quien –ojala no
sea más que parte de la histrionidad- le aqueja una lesión en el abdomen tras una “portentosa”
lanza del nefasto samoano que le robò la lucha de la noche a Jericho.
Dos eventos salvaron la noche –a medias-
el debut de la abrazadora Bailey –quien debía
ser la mujer fuerte en la marca azul, antes dek regreso de Nikki Bella- y la
despedida de WWE de los 10 veces campeones en pareja The Dudley Boys.
Me detengo aquí a señalar lo pésimo
que fue este retorno para los hermanos de Spike Dudley. Los creativos no
supieron que hacer con ellos, lo pasaron de Faces a hell a face a hell para
perder cada feudo en el que participaron; incluyendo esa hermosa rivalidad
contra la extinta familia Wyatt –Por favor reúnanlos algún día-. No sé para qué
demonios los creativos de WWE arruinaron la despedida de los multicampeones
haciendo joberar a The Shinig Star of the Caribean – ¡ay bendito! – para que
luego Gallows y Andersen atacaran al glorioso equipo que nos regaló el “We Want
Tables”.

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