martes, 23 de agosto de 2016

Contra las cuerdas 0001

¡Y arrancamos! 

Pedazo de tarima nos regalò esta semana la hija del mecenas de la Lucha Libre, Vince Mcmahom, Stephany Mcamahom y el barbuchas Mick Foiley a quien le queda menos tiempo de gerente general de la marca roja de la WWE que el que perdura un pote de pintura blanca en el Taj Majal.

Sin embargo, mientras mi éxtasis me auguraba una buena noche, abren el programa señalando que el recién ascendido y recién coronado Finn Balor se dislocó el hombro en su luchaza contra “El Arquitecto” Seth Rollins. Fue muy triste ver al no tan joven ex campeon de NXT entregarle el –horrendo- Campeonato Universal de la “vedoble vedlobe E” al “icono de lo extremo” para que luego este decretara una serie de luchas que la semana próxima tras un fatal 4 ways innecesario en el que se coronará a el ex campeón Rollings hasta Westerlmania donde perderá el titulo contra “El rey demonio –enfermito-”.

Todo RAW giró en torno a este improvisado torneo, por lo cual, el relleno al mismo fue terriblemente pésimo. Más de 5 segmentos de micrófono –muy malos por cierto- aunada a lucha de Braun Strowman en la cual dejó lucir su muy agradable barba y sexy peinado –imaginen lo aburrido de la lucha-, y un final odioso, hicieron de este, un deprimente RAW.

Seth Rollings fue emparejado en el torneo que ganará contra Sami Zayns a quien venció en un dos por tres –lo cual me parece injusto con el gran Sami a quien le vendría muy bien un feudo con el 2 veces campeón mundial de la WWE.

Sin mucho reparo, Kevin –come Kevin come- Owens, más lento de lo aconstumbrado, se enfrento en un tedioso combate al Hombre olvidado por el carisma !Neville! Es impresionante que un luchador tan hábil como el inglés, capaz de hacer un salto de 350 grados o un doble tirabuzón sobre nuestro osito cariñosito, no sea capaz de levantar la más mínima gama de aplausos por parte del público general.

Como siempre, WWE ensució la victoria del canadiense con la intervención de Jericho para aupar a su compañero de equipo a quien luego le tocó perder descaradamente frente al súper abucheado Roman Reings en un evento principal tan decepcionante y aborrecible que escribir sobre él, me da nauseas.

En el medio de aquello, Big E regresó a formar parte del Nuevo Día venciendo absurdamente fácil a su enemigo de Feudo, Chris Andersen. Big Cass derrotò por conteo a Rusev a quien –ojala no sea más que parte de la histrionidad- le  aqueja una lesión en el abdomen tras una “portentosa” lanza del nefasto samoano que le robò la lucha de la noche a Jericho.

Dos eventos salvaron la noche –a medias- el debut de la abrazadora  Bailey –quien debía ser la mujer fuerte en la marca azul, antes dek regreso de Nikki Bella- y la despedida de WWE de los 10 veces campeones en pareja The Dudley Boys.

Me detengo aquí a señalar lo pésimo que fue este retorno para los hermanos de Spike Dudley. Los creativos no supieron que hacer con ellos, lo pasaron de Faces a hell a face a hell para perder cada feudo en el que participaron; incluyendo esa hermosa rivalidad contra la extinta familia Wyatt –Por favor reúnanlos algún día-. No sé para qué demonios los creativos de WWE arruinaron la despedida de los multicampeones haciendo joberar a The Shinig Star of the Caribean – ¡ay bendito! – para que luego Gallows y Andersen atacaran al glorioso equipo que nos regaló el “We Want Tables”.    


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