Para hacer la revolución se necesita un partido revolucionario sin un
partido construido conforme a la teoría marxista-leninista, es imposible
conducir a la clase obrera y a las amplias masas populares a la victoria sobre
el imperialismo y sus lacayos
Mao
No pretendo que éstas
primeras líneas sirvan como introducción porque no pretendo que las opiniones
que a continuación emitiré se conviertan en un libro, un ensayo, o al menos un
artículo de referencia. Sin embargo, creo justo explicar a los lectores, que
intento hacer al escribir un título tan amplio como El Partido. Obviamente no se
trata de un evento deportivo, ni para pesar del machismo abrazador de
Latinoamérica (patológicamente chismoso), es un “ensayo” sobre el sujeto de
sexualidad alternativa en la esquina, al cual esos mismos machos, siempre han
querido fornicar pero no han sido capaces de admitirlo. Lo que intento
escribir, por culpa de la cita que han leído al principio, es un análisis divido
en cinco (¿Por qué un Partido? - ¿Quiénes conformaran El Partido? - ¿Qué debe hacer
El Partido? – ¿Cómo debe actuar El Partido según Los distintos momentos
históricos? – El Partido en el poder) partes sobre lo que es, y lo que debe ser
un partido revolucionario.
Empecemos
por el principio, ¿Por qué un partido?
Un
ejército sin armas, es solo un cúmulo de
facinerosos. Esa analogía podemos aplicarla perfectamente a los distintos GRUPOS
SOCIALES cuando se encuentran desprovistos de un medio político mas no de
un fin. Si existe un grupo social que no
esté representado de forma política (Ya sea en la democracia burguesa, en
democracia participativa, en fascismo o en socialismo), no podemos llamarlo
siquiera grupo social, pues el mismo, está desprovisto de todo medio de acción no-violento
(anarquista), debemos catalogarlo como MASA.
Las masas pueden moverse, pueden realizar
grandes actos, pueden incluso sostener sistemas políticos, como el fascismo el
cual requiere plenamente de las masas (El mismo Hitler llamaba “La Masa” al
pueblo que le violentamente le vitoreaba en cuanto acto público se hacía en la
Alemania Nazi). Las Masas pueden incluso, tener actos admirables como el MAYO
FRANCÉS impulsado desde la Sorbona por el genial Jean Paul Sartre, o más cerca, el 27-F impulsado
por Juan, María, Pedro y José. Pero si algo nos ha enseñado la historia,
especialmente la relatada por las MASAS DE IZQUIERDA, es que las masas
no hacen revolución.
Por
consiguiente, si deseamos hacer una revolución, ya sea de izquierda o de
derecha, es necesario un partido que se convierta en la lanza de soldado. La
masa solo puede ser un grupo social si y solo si, se aglutina en torno a un
ente que haga política. Si bien la afirmación primera en éste párrafo, puede
parecer conformista y hasta acomodada, permítanme recordarle dos revoluciones
muy distintas.
En
1917, en Rusia, en plena GRAN GUERRA, las masas apenas organizadas, más
por desesperación que por ideales claros, fueron los únicos garantes de que el
golpe parlamentario que se inició en Petrogado (Hoy San Petersburgo), la única
ciudad industrializada en la Rusia de los Zares se extendiera hasta Moscú, lo
que provocó que la DUMA (Ayuntamiento) se hiciera gracias a las
improvisadas milicias obreras, de las redes telegráficas y de ferrocarriles, lo
que aceleró dramáticamente el posterior abdicamiento del Zar Nicolás II y el
triunfo ficticio del proletariado por sobre la burguesía. Sin embargo, y para
demostrar mi punto sobre las masas y las revoluciones, las masas fueron
traicionadas como lo fueron las francesas en 1798 cuando los burgueses se
aprovecharon del caos, y tomaron para sí, lo que pudo haber sido una Utopía
convirtiéndola en una Distopía de sangre y muerte que culminó en el advenimiento
de Napoleón; y un noble, el príncipe Georgy Yevguénievich Lvov, presidió el
gobierno provisional que presumía de ser LIBERAL. Si bien, Aleksandr Kérenski a quien la historia le
debe la absolución, tomó el control del gobierno provisional y tornó hacia una democracia timorata, su
gobierno fue incapaz de incorporar a las masas decepcionadas a la participación
política activa, lo que originó un golpe de estado de derecha comandado por uno
de esos eslavos de nombre impronunciable para un negrito como yo, Lavr Kornílov.
Pero la gota que rompió la copa del señorito Kérenski, fue mantener a Rusia en
una guerra imperialista. Es allí cuando reaparece la figura inmortal de
Vladimir Ilich Ulianov y una tesis genial “El imperialismo es la etapa superior
del capitalismo”.
Lenin,
quien además de conocer cabalmente el trabajo de Marx (quien se negó siempre a
la idea de un partido), también conocía la rigurosidad del trabajo de Louis
Auguste Blanqui, quien fue el primero en entender la importancia de un partido
revolucionario. Así pues, aquel calvito de barba puntiaguda, a su retorno del
exilio (Pagado por el imperio Alemán), no solo impulsó a las masas descontentas
contra el régimen de Kérenski, sino que también habló de la organización de éstas
en torno al pensamiento socialista. Recordemos que al bajar del tren en que los
alemanes le enviaron como arma secreta, denuncio el vauchinismo del gobierno
provisional, las carencias a las que dicho estado sometía al proletariado y al
pueblo en general, y el carácter de
burgues del mismo. Pero lo más importante en Lenin llegando Finlandia,
es el carácter organizativo y unionista que lega en las masas de campesinos y
obreros, en torno a un partido, el partido BOLCHEVIQUE. Lenin convierte
a las masas rusas, en grupos sociales en pugna por el socialismo pues estas se
unen de varias formas al partido BOLCHEVIQUE. Allí radica pues amigos
míos, el genio del huésped del zapatero remendón.
Lenin unifica a los descontentos, a los soldados, a los campesinos, a los
obreros, al pueblo, en un único partido político, un partido que generará una
ruptura epistemológica en el modo de hacer política; un partido que fomentará
una revolución.
Ahora
bien, sabemos que no solo hay revoluciones de izquierda. Por el contario, hemos
aprendido a las malas, que las revoluciones y contra-revoluciones de derecha,
han sido mucho más exitosas que las revoluciones de este lado de la acera. El mejor ejemplo de esto, sea quizá la llamada
REVOLUCIÓN CONSERVADORA de Ronald Reagan. En 1980, la gloria económica
del liberalismo mercantilista necesitaba
un piso firme, pero para poder conseguirlo, necesitaba como ocurrió en 1917, contar
con un presidente propio. Reagan llega a ser presidente porque el liberalismos
necesitaba de alguien tan a la derecha de la derecha, que permitiera sin
candado alguno, que los teóricos de la libertad de comercio, aplicara cuanta
ley surgiera en las aulas de clases de la Universidad de Chicago o en las misma
entrañas de la bestia; Wall Street. El único hombre que podía pensar eso,
porque no podía pensar, era el antiguo actor.
El
gran asunto con Reagan, es que por cuestiones incluso románticos, viró tanto a
la derecha, que los Estados Unidos en los que vivía, le semejaban los mejores
días en Sodoma. Así inicia la llamada “Revolución conservadora”. Al igual que
el gordito astrologo, había una enorme cantidad de viejitos de clase media que
pretendían ser perqueñoburgueses, y como todo buen ciudadano de clase media que
pretende ser pequeñoburgués, éstas masas (recordemos por qué se les llama
masas), no solo despreciaban a todo aquello que pretendía salirse del STATUS
QUO, sino que necesitaban desesperadamente volver a una pseudo “EDAD DE
ORO” más simple y más efectiva. Es la añoranza de los viejos tiempos. El
espíritu conservador surge a causa de la desaparición de los valores
éticos-morales que marcaron la vida de éstas masas.
Ahora
bien, sabemos que las clases medias son por naturaleza, reaccionarias, pero una
masa de clase media conservadora, es capaz de intentar hacer una revolución de
derecha ¡Y vaya que las masas de la clase media conservadora estadounidenses lo
intentaron! De a poco, fueron conquistando espacios económicos y espacios
políticos, se percataron de la importancia de su papel en el sistema
capitalista, se hicieron con algunos peldaños en el muy cerrado sistema militar
norteamericano, pero aun así, no pudieron impulsar su revolución conservadora.
El
fracaso de la clase media norteamericana antes de Reagan, nos demuestra que
incluso aquellas masas que tienen todo al alcance de las manos para lograr una
revolución, no podrán hacerlo sin la guía de un partido. Y podemos afirmarlo
porque justamente cuando el partido Demócrata (que está a la derecha de la
derecha) adoptó a Reagan, el rostro de esa clase media conservadora, ésta masa
se incorpora de forma activa a las actividades políticas de dicho partido y
obtiene todo el poder que su propia condición reaccionaria les permitía.
Recordemos que para las clases medias de derecha, los valores metafísicos
priman por sobre los materiales. La moral burguesa no es sostenida por la
burguesía, la moral burguesa es sostenida por las clases medias.
Es
por eso que a diferencia de Lenin que procuró cambiar cada factor
social-económico en su Unión de Repúblicas Socialistas, Reagan se conformó con
intentar cambiar la moral de la sociedad liberal, lo cual logró muy
exitosamente. Ese sueño de casa con jardín, perro y dos niños, de esposa
oprimida en la casa y como esclavo sonriente, es la prueba más fehaciente del éxito
de la revolución conservadora en el mundo. Estados Unidos ganó la guerra contra
el mundo, impuso su modelo cultural en lugares tan lejanos como China o
Sudáfrica, como en Venezuela o en la Rusia de Yeltsin (Satán tenga en la 7ma
paila).
El
Partido surge porque existe una necesidad, no puede haber revolución sin
partido revolucionario, sin un partido enteramente revolucionario.
Es
por ese único y enorme motivo, que las masas revolucionarias, para poder
convertirse en grupos sociales revolucionarios, necesitan ampararse bajo un
partido.
Fin primer capítulo
Fex López Álvarez.


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