sábado, 31 de octubre de 2015

ELEAZAR HERNÁNDEZ ES OTRA PRUEBA DE VIOLIENCIA OPOSITORA

ELEAZAR HERNÁNDEZ ES OTRA PRUEBA DE VIOLIENCIA OPOSITORA

El viernes en la mañana quedó algo por sentado. La oposición política venezolana, aún mantiene la naturaleza fascista que tanto dolor ha ocasionado a la nación. Y es que la violencia propia de estos grupos violentos se cobró la vida de otro joven. Eleazar Hernández,  estudiante de la LUZ (La Universidad del Zulia) fue linchado por estos factores.

En medio de un evento político, que no tenía motivo alguno para hacerse violento, una bandilla criminal, un grupo de choque político, a cargo de Yorman Barrilla, presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU), y candidato opositor para el octavo circuito del estado, no solo atacó violentamente a Hernández sino que luego de propinarle una golpiza, lo arrojaron contra una cartelera de vidrio, la cual le degolló.

Pero más allá de la noticia, del repudiable acto; como pueblo revolucionario, debemos entender el trasfondo de ésta situación. Si bien no podemos encasillar a toda la oposición política venezolana en la parcela extraña del Neo-Fascismo-Servil, tenemos que aceptar (y prepararnos en caso de cualquier hecho extraordinario) que la mayor parte de dicha facción política, está dentro de esa parcela.



Históricamente el fascismo ha recurrido a la violencia grupal en contra de unos pocos. Tristemente célebres ejemplos nos sobran de esas prácticas de intimidación y ultraviolencia política. Olga Benario en el Brasil fascista de Getulio Vargas quien luego de encarcelarla embarazada y tras hacerla abortar a patadas, la entregaron a las SS nazis. En España, en plena en plena guerra civil, se hizo falta todo un pelotón para asesinar al gigante Lorca y a su ciudad de los gitanos. Los Camisas Negras manotearon, y violaron en público al maestro Gramsci a quien luego encarcelaron. Y en Venezuela, el fascismo cobró la vida de Alberto Lovera y de tantos camaradas del PCV, de Ruptura de Tupa, que a pesar de ser enemigos del estado burgués-fantoche, fueron víctimas de crímenes de guerra.
Y si creemos que los actos narrados anteriormente, ya no tienen nada que ver con nosotros, si no se les mueve la fibra humana por el pico en el pecho de Alberto Lovera o el ojo arrancado a Olga Benario, recordemos las practicas fascistas de abril del 2002, cuando una horda dirigida por el Autócrata Leopoldo López, encarceló luego de atacar, al entonces ministro de interior y justicia Rodríguez Chacín. O cuando el “Majunche Lechero” invadió la digna embajada de Cuba para capturar a Diosdado Cabello que según él, estaba escondido allí. O cuando el mismo Capriles ordenó descargar la arrechera en las calles de Venezuela, o cuando el mismo “Monstruo de Ramo Verde” comandó la “Salida”, que no era más que ultraviolencia en su estado más puro. 

Lo más alarmante de este caso, y lo que involucra a ésta corriente de acción con el fascismo clásico, es el la manipulación de la información y el control absoluto de los medios de comunicación

Primero se dijo que a Hernández lo habían matado las “Hordas Chavistas”, se montó un macabro espectáculo en torno a la muerte del compañero, y para hacer más terrible su acto, cuando se supo que éste joven pertenecía a las filas revolucionarias, de inmediato se acusó a las mismas bases socialistas, utilizando como matiz, las elecciones internas del FCU Bolivariano. Matriz informativa que aún mantienen a como escudo  a pesar de algunos Teews en los cuales, la canalla política celebra la muerte de éste joven compatriota. 

El Neo-Fascismo-Fantoche ha consumido, hasta la muerte de éste compatriota, 75 vidas, ahora 76. Y aunque esto nos llene de indignación y hasta de rabia, hay que mantenernos consientes y firmes, no podemos caer en el juego violento de la derecha. El fascismo recurre a la violencia porque no poseen argumentos para debatir, y la violencia es el arma de los que no tienen razón.

Ya se abrirán las grandes alamedas en las cuales la violencia fascista desaparezca del todo por ahora, cantamos con el cantor de pueblo, los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.

Fex López Álvarez 

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