Existe un nexo muy claro entre el pensamiento
bolivariano y el pensamiento chavista, si se quiere, un eslabón perdido que
conecta y da la continuidad necesaria al ideario bolivariano para que se haga
uno con el chavista. Sin duda alguna, ese puente es el pensamiento zamorano.
Ezequiel Zamora es la figura histórica venezolana
más comprometida –separando las realidades históricas de Miranda y Bolívar- con
el cambio del paradigma social. El nacido en Cùa se planteó una auténtica
revolución de carácter social que no solo transformaría las estructuras
sociales sino que iría un paso más delante del libertador planteando también
una profunda transformación en las relaciones sociales determinadas en el caso
de nuestro país, por algo que se podría llamar protocapital.
Los historiadores clásicos del país han querido negar
el carácter revolucionario-social de Zamora, encasillándole como “Señor de la
Guerra” o “Caudillo”. La vieja intelectualidad venezolana –blanca y
conservadora- relegó a Zamora a ser solo un líder campesino de una banda de
descontentos e insurgentes.
Lamentablemente, esa idea se mantuvo mucho tiempo
en el imaginario venezolano, pues esto era lo que se enseñaba en las escuela y
universidades del país. Se hablaba del horros a la oligarquía, de los godos
destripados y puestos al sol, de los saqueos a las fincas y haciendas a las que
se organizaban paseos escolares, pero en ningún momento se hablaba de la
libertad e igualdad entre los hombres y mujeres propuesta por Zamora, de su
idea de democracia amplia y activa, y por supuesto, mucho menos se estudiaba la
tesis de socialización de la tierra –único medio de producción en Venezuela-
propuesta por el héroe de Santa Inés.
Esa tesis reduccionista al pensamiento zamorano
encontró una ruptura abismal cuando Federico Brito Figueroa, antropólogo e
historiador de izquierda, inició su persecución del auténtico pensamiento
zamorano.
El nacido en Maracay en 1921, dedicó todo su
estudio a encontrar al auténtico protagonista de las gestas históricas, el
pueblo venezolano, dentro de los grandes movimientos sociales. Brito Figueroa
inició en 1951, una larga cadena de investigaciones reflejadas en libros y
ensayos que irían tomando por si solos, la forma de Ezequiel Zamora, a quien
los procesos investigativos del militante del Partido Comunista de Venezuela,
colocaría como rostro de la lucha del pueblo venezolano.
Los libros de Figueroa fueron proscritos y
tildados de bravuconadas ideológicas. Su publicaciones tuvieron que hacerse de
forma clandestina en tirajes bastante reducidos, sin embargo, su tesis central,
la idea de que Zamora fue el primer teorico-pragmatico socialista venezolano
–por aquello de la socialización de los medios de producción- y el hombre a
quien la providencia le ponía en las manos la espada de Bolívar y las banderas
de Miranda, fue creciendo desmesuradamente hasta convertirse en un
incontrolable incendio similar a los que sus huestes provocaban en las
haciendas saqueadas.
Hugo Chávez, comandante invicto de la Revolución
Bolivariana, curiosamente llegó al ensayo Tiempo de Ezequiel Zamora, del
mencionado autor, no en los campos barineses, sino combatiendo contra algo que
cada vez le llamaba màs.
Famosa es la anécdota contada por nuestro
comandante en la que se encontró un carro azul, destartalado, repleto de libros
de izquierda. Obras de Lenin, de Mao, de Marx, de Bolívar, y especialmente una
obra de Federico Brito Figueroa, Tiempo de Ezequiel Zamora.
Si hay libros capaces de cambiar el mundo, este es
uno de ellos. Desde el momento en el que el Gigante tomó dicho texto en sus
manos, su pensamiento, ya orientado a la rebeldía y a la justicia social, se radicalizó
totalmente. Chávez, como nos enseñó el comandante obrero Nicolás Maduro en el prólogo
del Libro Azul, el libro Tiempo de Ezequiel Zamora dio el puntillazo definitivo
para que Chávez se fundiera con la idea revolucionaria-justicialista.
El mismo comandante Chávez fue un enfático
defensor de este ensayo en el cual se explican las consecuencias dialécticas
que llevaron a Zamora a dirigir una autentica y visceral lucha de clases, más
de una vez lo mencionó, lo recomendó y lo promovió. De hecho, el texto fue
seleccionado para la biblioteca básica los consejos comunales.
Estudiar a Zamora debe ser parte elemental de
nuestro sentir revolucionario. Zamora, Bolívar, Miranda y Chávez, son un solo
cumulo histórico, una sola verdad, un solo pensamiento. Justamente el libro
Tiempo de Ezequiel Zamora, nos demuestra que lejos de ser teorías y
pragmatismos dispersos, la lucha del pueblo Venezolano, por la
igualdad-socialista, la fraternidad y
la libertad-justicialista
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